“Vas a tener un hermanito” ¿Cómo y cuándo decírselo?

La familia se agranda, va a nacer el segundo hijo y los papás quieren compartir su alegría con el rey o la reina de la casa. Cuándo es hora de darle la noticia.

Un embarazo da el tiempo suficiente para que todos puedan prepararse, por eso no hace falta apurarse demasiado para contar la noticia. Es conveniente recordar que el primer trimestre de embarazo es una etapa de cuidado, ya que existe el riesgo de pérdida o de un aborto espontáneo. Aunque esta no sea una posibilidad frecuente, mejor tomar el recaudo de no informar todavía al pequeño de la casa, hasta no estar seguros de que todo anda bien y así evitar tener que dar explicaciones dolorosas si algo sale mal. Esto también implica ser muy cuidadosos, porque aunque a veces hablamos creyendo que los chicos no escuchan o no entienden… los chicos siempre escuchan todo.

Después de los 3 meses, ya están en condiciones de darle la noticia al chiquito.

¿Cómo se lo decimos?

Cuando los papás le dan la noticia al primogénito, ocurre muchas veces que él ya lo presentía aun sin saberlo conscientemente. Esto lo advertimos cuando notamos cambios en su conducta, está más “pegote” con la mamá o tiene una mayor sensibilidad emocional. En algunos casos estas actitudes alertan a la mamá, cuando todavía ella no tiene confirmado el embarazo.

Transcurrido el tiempo prudencial para darle la noticia, lo mejor es que los papás se reúnan con el pequeño y que le cuenten que dentro de un tiempo va a tener un hermanito. Si aún no conocen el sexo del bebé en gestación, también es conveniente que le digan que no saben si es un varón o una nena, para evitar que se ilusione en vano.

A partir de allí, seguramente los chicos irán preguntando sus dudas (dónde está, cuándo va a salir, cómo llegó ahí adentro, etc.), que los papás responderán de acuerdo a la edad del pequeño, tratando de decir las cosas tal como son, pero sin dar detalles que los chicos no preguntan.

Para los que van al jardín, el embarazo  y la llegada de un hermano es un tema que ya ha despertado su atención y que le genera curiosidad. Incluso muchos les piden a sus papás que quieren tener un hermanito, porque ven que sus amiguitos de la escuela que tienen hermanos.

¡¡¡No quiero ningún un hermanito!!!

Puede ocurrir que frente a la noticia, los papás se encuentren con una respuesta de enojo e inesperada: ¡yo no quiero un hermanito!. Luego de reponerse, es importante no angustiarse: hay que explicarle que le están contando algo que va a pasar en un tiempo, aunque él ahora no se ponga muy contento.

Esta es una reacción de dolor que hay que poder contener, por eso es fundamental evitar cualquier tipo de comentarios que hagan sentir culpa al chico.

Está bueno explicarle que un hermano es alguien que lo va a querer mucho, y que cuando nazca habrá una persona más en el mundo para quien él va a ser muy importante.

Los sentimientos son bastante ambivalentes, de modo que no hay que tomar muy en serio estos comentarios. Sobre todo si tenemos en cuenta que son más los casos en los cuales los chicos se la pasan pidiendo un hermano a sus papás, y cuando el nuevo integrante llega a casa, quieren devolverlo. Las situaciones nuevas siempre requieren de una acomodación…

Para los que van al jardín, el embarazo y la llegada de un hermano es un tema que ya ha despertado su atención y que le genera curiosidad.

Cuando algo ya salió mal

En algunos casos, puede ocurrir que los chicos han atravesado junto con sus papás la dolorosa experiencia de haber esperado el nacimiento de un bebé que no llegó a nacer. Se trata de situaciones muy traumáticas que dejan su marca en esa historia familiar. Por eso un nuevo embarazo suele ser vivido con cierto temor y ansiedad, tanto por esos papás como por ese pequeño. Y seguramente es quien más ha sufrido frente a la pérdida: a diferencia de los adultos que los rodean, los chicos no están preparados para entender y responder a la turbulencia de emociones que se encienden en su interior, frente a la noticia de un hermano. Siente, por un lado, el deseo de suprimir su existencia, y por otro, manifiesta amor y ternura. Entrelazando a estos dos sentimientos aparece la culpa. Esto aparece ya desde el momento mismo de la noticia, cuando los pequeños comienzan a percibir que la panza de su madre ya es objeto de tanta atención y experimentan los primeros temores a ser desplazados.

El pensamiento infantil es omnipotente y mágico. Esto quiere decir que para un niño su mente es tan poderosa como la acción en sí misma. Para los pequeños un pensamiento puede lastimar. Les resulta muy difícil comprender que una cosa es haber deseado que su hermanito dejara de existir, y otra muy distinta haberle provocado un daño. Aquí es donde entra en juego la culpa que puede ser causante de mucho dolor en los chicos.

Es importante que de ocurrir una situación tan terrible como esta, los papás estén atentos a los comentarios que hace el pequeño y, en caso de percibir que él siente alguna responsabilidad frente a esa pérdida, puedan explicarle que no es así, que el bebé estaba enfermo, y que estas son cosas muy tristes pero que a veces pasan.

Es fundamental que entiendan que los pensamientos no matan y que es natural que sienta todas esas cosas frente a un embarazo o al nacimiento de un hermano. Hay que darle un marco de contención, que se sientan seguros del amor que se les tiene, y que les permita neutralizar sus temores de ser desplazados o incluso abandonados.

Compartiendo la espera

Mientras la panza crece, sería conveniente que los papás lo ayuden a imaginar qué significa tener un hermanito. Compartir una ecografía, por ejemplo, puede ayudarlo a sentirse parte importante del proceso. La preparación de la cunita, la compra de alguna ropita para el bebé, son actividades en donde el chico puede ser incluido.

Del mismo modo, mirar juntos fotos de cuando él era bebé también lo confirmará en un lugar de importancia para sus papás y lo ayudarán a ir construyendo su propia historia individual y familiar.

Coming soon…

Cerca de la fecha de parto, será conveniente que le expliquen con cierta anticipación que la mamá se ausentará algunos días de su lado mientras esté internada, y que juntos planeen al cuidado de quién se quedará esos días. En lo posible, que sea con una persona con quien haya un lazo afectivo estrecho, como abuelos, tíos o los padrinos, para que pueda ser mimado y contenido.

También será importante que aunque quede al cuidado de otra persona, visite a su mamá en la clínica y no se sienta excluido de la escena en ningún momento.

Probablemente surjan temores ante una situación cuyos alcances no comprende bien todavía. Aún los más chiquitos necesitan escuchar en palabras de sus padres qué es lo que va a pasar. Para cualquier persona es traumático que se le anuncie algo y que esto se ponga en práctica inmediatamente. Es necesario entonces, ayudar a los niños a estar listos para enfrentar situaciones que desconocen. Si se trata de un chico que nunca se quedó a dormir en otra casa, tendremos dos situaciones de ansiedad: el nacimiento del hermano y quedarse a dormir en una casa ajena.

Que no sea algo inesperado sino planificado disminuye la ansiedad de los niños y les transmite seguridad, evitando que este cambio se transforme en un impacto.

Cuando los papás le dan la noticia al primogénito, ocurre muchas veces que él ya lo presentía aun sin saberlo conscientemente.

La noticia a diferentes edades

Entre los 18 meses y los 3 años. Tienden a manifestar sus celos de manera más abierta y expresiva. Lo hacen a veces de una forma tan descarada que en ocasiones nos deja perplejos. Se molestan, se enojan, pero al mismo tiempo les gusta y les divierte la idea. Sus sentimientos van desde la simpatía más profunda hasta la agresión más violenta, de esto se trata la ambivalencia. Conductas de rechazo evidentes como pegarle a la panza, o al moisés que están preparando, no sorprenderán a la mamá que deberá estar preparada para poder preservar su panza y contener al pequeño que sufre. Así como manifiestan actitudes negativas en forma mucho más abierta que los niños mayores, también los trastornos de conducta son más evidentes.

A los 4 años. A esta edad pueden resultar molestos si así se lo proponen. El lenguaje que manejan les permite plantear abiertamente reclamos porque el hermano va a tener más juguetes que ellos. Siempre se piensa que el otro tiene más, pero ese más es un más del amor de los padres y no de los juguetes, como en realidad parece plasmarse en el reclamo.

A los 5 años. Los chicos de esta edad suelen ser más tolerantes, protectores y amables con los más pequeños. Se muestran más serviciales que dominantes.

Tal vez te estés preguntando cuál es el tiempo ideal para tener un segundo hijo. La respuesta es el que consideren adecuado los padres de acuerdo a su planificación familiar, ya que ninguna edad garantiza que no aparezcan los celos. Los celos son normales y habituales, pero dependerá de la personalidad de cada chico y de la de sus padres que una situación normal como el nacimiento de un hermanito se convierta o no en un hecho problemático.

Lo esperable es que estos sentimientos se comprendan y resuelvan sobre la base del amor y la tolerancia, sobre todo teniendo en cuenta que tener hermanos no solo es algo natural sino un regalo de la vida.

Las preguntas más frecuentes

Las primeras preguntas cuando los chicos se enteran que mamá está embarazada -y especialmente si se trata de chicos de 5 años- son las relacionadas con el origen, y esto incluye las que involucran a la sexualidad. En estos casos, conviene acotar la respuesta sin explayarse en detalles que ellos no piden y usando un vocabulario acorde a la edad del niño.

Más adelante, puede suceder que cuando los papás estén preparando el cuarto para el bebé, los chicos se opongan a que su hermanito use el moisés que les perteneció a ellos. Esta es una buena oportunidad para enseñarle a compartir. Muchas veces, el temor a ser desplazados y a perder el amor de sus padres no aparecen con forma de pregunta pero sí como afirmaciones. Tené en cuenta que toda ocasión en donde se le refuerce al chiquito la seguridad y la confianza del amor de sus padres, ayudará a garantizar un buen vínculo con su hermano.

Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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