El Día del Padre puede ser una buena oportunidad para reflexionar acerca del propio estilo de paternidad. Vos, ¿con qué modelo de papá te identificás?
Permisivo, autoritario, proveedor, mamá-dependiente, primerizo, experimentado… cada hombre vive y construye su paternidad de un modo particular. Vos, ¿qué tipo de papá sos?
Desde hace algunos años el rol paterno ha cambiado, y mucho. Antes, la función del hombre consistía en brindar protección económica, y como “proveedor” del hogar; estaba muchas horas fuera de casa y tenía poca participación en las actividades familiares. Hoy, en cambio, es habitual que papá y mamá trabajen a la par y que ambos asuman las responsabilidades económicas por igual. Es así como en la actualidad nos encontramos con padres muy diferentes a los de antes. Menos autoritarios, más involucrados en la crianza de sus hijos, y más dispuestos a jugar y a compartir tiempo con ellos.
En la actualidad, la Ley de Matrimonio Igualitario, permitió que muchas parejas homosexuales pudieran pensar en la idea de formar una familia. En el caso de una pareja de dos hombres a través de una subrogación de vientres; en el caso de una pareja de mujeres, por medio de donación de esperma.
Cada hombre construye su paternidad de un modo que se basa, sobre todo, en sus vivencias infantiles y en las características de la propia personalidad. ¿Con qué estilo te identificás?
Para él, todo es nuevo. Es su primera experiencia, se siente un poco inseguro, y por eso busca muchas opiniones diferentes, especialmente entre amigos, compañeros de trabajo y su propia madre. Por lo general, es un padre muy motivado por conocer todo lo que se refiere al bebé. Aprende a cambiar pañales, a calentar mamaderas, a bañar al pequeño, y se muestra muy participativo a la hora de encarar la crianza de su hijo.
Está siempre presente cuando llevan al bebé al pediatra, y suele entablar un vínculo activo con el profesional. Es más: muchas veces es él quien lo llama para consultar sus dudas, ya que -por su inexperiencia- suele alarmarse por situaciones que no revisten importancia.
Suele tener dificultades a la hora de encontrar el equilibrio en la crianza de los chicos. Tiende a confundir falta de límites con amor, y siempre tiene una excusa para la conducta de sus hijos. Se justifica pensando que si los reta o los contradice perderá su amor, y frente a ese temor deja que el tiempo arregle las cosas (lo que -contrariamente- solo hace que se agraven). Esta actitud suele ser más frecuente en los padres separados, que buscan -a cualquier precio- que el tiempo compartido con los chicos no esté teñido de enojos o llantos, y por eso acceden incluso a los pedidos más disparados e inadecuados de los chicos. La consecuencia de este estilo de paternidad es la falta de participación en la educación, lo que transmite a los pequeños sentimientos de inestabilidad e inseguridad. Los chicos necesitan que los guíen y les señalen qué está bien y qué está mal. Aunque se enojen o lloren, decirles algunos “no” es el mejor legado que su papá puede dejarles en la vida.
Polo opuesto del permisivo, su lema es “hágase mi voluntad”. No deja “pasar una”. Es extremadamente exigente con todo: las notas del colegio, la conducta, la prolijidad, el aseo, los horarios, pero de un modo poco flexible, que muchas veces no tiene en cuenta las necesidades y la etapa evolutiva por la que atraviesan los chicos. Se jacta de imponer autoridad con solo una mirada. Para él, la obediencia es más importante que el diálogo y el respeto, y de esta manera se pierde buenas oportunidades para la reflexión y la incorporación de pautas por convicción en lugar de por temor.
Sin embargo, para lograr que los chicos colaboren, hay que ser creativo, proponer opciones, explicar las razones por las que se les piden las cosas y estimular el diálogo. Ninguna de estas actitudes menoscaba la autoridad sino todo lo contrario: serás un papá con autoridad en lugar de un papá autoritario.
Se anticipa siempre a las necesidades de sus hijos. Casi no les da tiempo a que pidan algo, que ya lo está resolviendo. Se fija que no falte nada. Es más, probablemente se encargue de que sobre todo: abrigo, alimento, juguetes y todo lo que el niño pida. No obstante, muchas veces descuida el aspecto afectivo del vínculo.
Es cierto que los chicos precisan satisfacer sus necesidades materiales, pero con la misma intensidad necesitan saciar sus carencias emocionales. No se trata solo de comprar cosas. Compartir tiempo, escucharlos y hablar con tus hijos, es la mejor manera de hacerles sentir cuánto los amás y lo importantes que son en tu vida.
Es un papá temeroso de desempeñar su rol con autonomía. Consulta todo con la mamá del del bebé, en busca de aprobación. Suele esperar que ella le pida que participe en lugar de tomar la iniciativa, y se muestra inseguro a la hora de bañar al pequeño, cambiarlo o sostenerlo en brazos. Delega todas estas funciones en la mamá, no por desinterés sino por temor. Muchas veces, este estilo de padres coincide con mamás que acaparan al bebé a las que les cuesta mucho compartirlo.
Consejo: no se trata de hacer todo “perfecto” sino de tomar la iniciativa y de animarse a disfrutar de interactuar con los chicos. Cada experiencia con tu hijo fortalecerá un vínculo que es para toda la vida. Y si a tu mujer le cuesta dejarte participar, hablá con ella acerca de lo que sentís.
Con varios hijos en su haber, es un papá canchero, capaz de cambiar pañales y preparar mamaderas con los ojos cerrados. No suelen sorprenderlo los imprevistos, porque la experiencia le enseñó que siempre hay que tener mudas de ropa extra, el juguete preferido del bebé y unos brazos protectores para acunarlo cuando llega el sueñito. Conoce las pautas de alarma, y puede diferenciar claramente las necesidades de su hijo. Pero cuidado: cada hijo es diferente y puede que algunas cosas que aprendiste con los anteriores no necesariamente sirvan con todos. Permitite seguir aprendiendo y construyendo vínculos especiales, a la medida de cada niño.
Para este papá, los roles estereotipados y rígidos de los padres tradicionales han quedado sin efecto. Es un papá más en sintonía con las realidad actual. Si bien muchas familias se siguen manejando con roles tradicionales, los entramados familiares son totalmente distintos; eso da la posibilidad de que los roles hayan dejado de ser los roles tradiciones. Se sabe que el cuidado y la crianza de los hijos no es una tarea que sí o sí debe estar a cargo de la mamá, sino que puede ser perfectamente desempeñada por el papá. Se ocupa con total dedicación y presencia, y está al tanto de la vida de su hijo hasta en los detalles, como qué material debe llevar al cole, si tiene la tarea hecha, y si hay algo rico para la merienda. Este tipo de paternidad suele darse en modelos familiares donde la proveedora económica es la mujer y suele pasar mayor cantidad de horas fuera del hogar. También es el caso de las familias homoparentales, donde la paternidad se ha logrado a través de una subrogación de vientres. En este caso, ambos papás están a cargo de la crianza, y de brindarle el amor, el cariño y todos los cuidados necesarios a sus hijos.
Los papás que, por la razón que fuere, le hace frente a la paternidad y crian a sus hijos solos. Puede ser porque haya hecho una subrogación de vientres, porque son viudos, etc. Este papá se convierten en papá y mamá al mismo tiempo, y le brindan amor, afecto, límites, y son capaces de llevar a cabo la crianza perfectamente.
¿Qué tipo de papá sos? Quizá te hayas sentido identificado con alguno de estos estilos. O tal vez el tuyo incluya distintos rasgos de los modelos propuestos. O a lo mejor es completamente diferente a todos. En cualquier caso, lo importante es que hayas encontrado un motivo para repensar tu manera de ser papá, propia, personal y abierta a la posibilidad de cambio. Porque en definitiva, son estas características las que nos permiten crecer como padres y ser cada día mejores.
Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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