“Siento celos de la actual pareja de mi ex”

El divorcio o la separación ya pasó. Y ahora que todo parecía estabilizarse… llega alguien a su vida (y a la de los chicos), ¡y morimos de celos! ¿Por qué? ¿Qué hacer?

Los divorcios son procesos difíciles y que atraviesan diferentes etapas a lo largo de los años. Lógicamente, es esperable que el período inicial sea el más conflictivo, porque son tiempos de duelos, de cierres y de finales. Y los duelos muchas veces son ruidosos y están cargados de enojos. Pero más tarde o más temprano, todo se reorganiza y vuelve la calma. Si la pareja no tiene hijos, suele ser un borrón y cuenta nueva. Pero si tenían hijos en común, la calma perdura, claro está, hasta que aparecen las nuevas parejas. Se quiera o no, se haya tomado la decisión o no, se haya elaborado el duelo o no, siempre es inquietante la aparición de un tercero que va a interactuar con nuestros hijos. Ahora… ¿por qué se sienten celos de las nuevas parejas de los ex?

¿Quién es ese (o esa)? 

Después del divorcio, uno de los momentos que vuele a generar tensión (e incluso conflicto) es cuando llega la noticia de que el o la ex tiene una nueva pareja. Si bien las reacciones pueden ser muy diversas, es bastante frecuente que conlleven cierto grado de ansiedad o de temor (o de ambas cosas). “¿Quién será esa persona que comenzará a formar parte de la vida de mis hijos?”, “¿Cómo los tratará?”, “¿Cómo se desenvolverá cuando comparta tiempo con ellos?”, “¿Tendrá hijos?”, “De ser así, ¿qué edad tendrán y cómo se llevarán entre ellos?”.

En esa búsqueda de información parece que todo vale, desde stalkearla/o en las redes, preguntarles a los amigos en común, hasta sacarles información a los chicos. El problema es que no todo vale.

Y así como los padres conocen a sus hijos y saben -por ejemplo- cuando mienten o cuando se sienten mal, los niños también conocen a sus padres y pueden darse cuenta cuando están molestos o angustiados y cuando las preguntas apuntan a satisfacer una curiosidad que va más allá de ellos.

Es más fuerte que uno, sí. Pero cuando se indaga a los chicos pidiéndoles detalles sobre esa nueva pareja, en realidad se pierde el foco de lo que es realmente importante. Es lógica la preocupación del adulto pero el verdadero eje es el bienestar de nuestros hijos. Entonces en lugar de preguntarles cómo se conocieron los adultos, en qué trabaja, o qué llevaba puesto cuando se conocieron, si queremos saber debemos apuntar la pregunta a: “¿Cómo te cayó fulanito/a?”, “¿Cómo te sentiste o cómo lo pasaste?”.

Es lógica la preocupación del adulto pero el verdadero eje es el bienestar de nuestros hijos.

Grrrrr… Siento celos

Por supuesto que ante esta situación, es entendible la preocupación de saber si el tercero en cuestión es una buena persona o no. Pero también puede ocurrir que, en estas circunstancias, se filtren otros sentimientos muy distintos por cierto: los celos. Estos celos pueden estar en relación a los hijos o a la ex pareja.

*Celos en relación a los hijos. Tienen que ver con el temor a que los chicos quieran más a esa nueva pareja que a su propia mamá (o su propio papá, según sea el caso). Algunas de las formas típicas en las que se plasman estos sentimientos es tratar de descalificar a la nueva pareja y todo lo que provenga de ella, por ejemplo:

  • Hablarles mal o criticarla.
  • Extraviar, romper “sin querer queriendo”, o no dejarlos usar regalos recibidos de esa persona.
  • Condicionar el contacto con el padre o la madre, siempre y cuando no esté presente dicha persona.

Lo único que logran estas conductas es perjudicar a los chicos: se les impide la construcción de un vínculo de afecto con alguien que formará parte de sus vidas. Y en lugar de brindarles la oportunidad de vivir en armonía, estaríamos sumando experiencias dolorosas a su vida que lo harán sentir inseguros en sus vínculos futuros.

*Celos en relación a la ex pareja. Por lo general están relacionados con temas aún no resueltos de la separación, que despiertan la rivalidad y conductas posesivas y vengativas en contra de las ex parejas. En este caso, suelen ser más habituales las siguientes conductas:

  • No cumplir con los acuerdos establecidos.
  • En lo económico, incumpliendo con el pago de cuestiones puntuales, o cortando actividades pactadas previamente (recreativas, tratamientos de salud, escolaridad, obra social, entre otras).
  • En lo que respecta al régimen de visitas hay una amplia gama de conductas posibles, que van desde dejar de ver al propio hijo/a (como un intento de impedir que el o la ex pueda tener salidas a solas con su nueva pareja por tener que quedarse al cuidado del pequeño), modificar los horarios de búsqueda o de regreso, volverse imprevisible (para que el otro adulto no pueda organizar los momentos en que no está con su hijo/a), hasta las situaciones de impedimento de contacto.

Todas estas son formas de castigo a la ex pareja, pero que -a quien en realidad dañan- es a los chicos, que se sienten no queridos por su progenitor.

El problema aquí no es sentir celos, el problema es tratar de justificar con ellos conductas que en realidad son ejercicios de violencia contra los niños. Cuando se atraviesan esas situaciones y no es posible manejar esos sentimientos lo más responsable es pedir ayuda, buscar un espacio terapéutico donde abordar y contener estos sufrimientos, pero desde el firme compromiso de poner un fin a estas conductas tan perjudiciales para los chicos.

Que exista otra persona más a quien amar no disminuye en absoluto el amor que los hijos sienten por sus padres.

La profecía autocumplida

¿A qué nos referimos con “profecía autocumplida”? A que muchas veces las personas se convierten en las propias responsables de aquello que más temen.

No olvidemos que tanto la maternidad como la paternidad son -fundamentalmente- vínculos. Esto quiere decir que se construyen con la presencia y la participación en el día a día. Si ese vínculo se fortalece en el amor, la confianza, el cuidado, la protección, la comprensión y el ejemplo, nada lo puede destruir. Que exista otra persona más a quien amar no disminuye en absoluto el amor que los hijos sienten por sus padres, y por lo tanto, no es necesario competir por ver a quién quieren más.

Ahora bien, si en lugar de esta construcción, el adulto pierde el foco de lo importante y con sus reacciones hace sentir a sus hijos que no los ama, que no los elige y que no puede sobreponerse a las situaciones que la vida presenta, entonces es probable que busquen en otra persona esa figura materna o paterna que momentáneamente no encuentran disponible. En definitiva sería la respuesta o el mecanismo de defensa más saludable que podría usar.

Así que será importante, en tanto adultos, sacar el foco de atención de las nuevas parejas de los ex (excepto cuando hay razones de peso y de riesgo para hacerlo) y responsabilizarse por la maternidad o paternidad que se ejerza, ofreciéndole a los hijos un amor verdaderamente incondicional.

De todas formas, a no desesperar: en general cuando la noticia puede asimilarse y deja de sentirse a las nuevas parejas de los ex como amenzantes, los celos merman y desaparecen. Y aunque tal vez no puedas creerlo, hasta pueden llegar a convertirse en aliados en la crianza de tu hijo o de tu hija.

Asesoró: Dra. Mariana Czapski, Psicóloga y Especialista en Psicología Clínica
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